La mayoría de las antologías de la religión china están organizadas por la lógica del sān jiào (三敎) o de las tres enseñanzas; estas son: el confucianismo, el taoísmo y el budismo. Los precedentes históricos y el lenguaje popular dan fe de la importancia de esta triple división para comprender la cultura china. Una de las primeras referencias a la idea trinitaria se atribuye a Li Shiqian, un destacado erudito del siglo VI, quien escribió que «el budismo es el sol, el taoísmo la luna y el confucianismo los cinco planetas». (1)
Li compara las tres tradiciones con importantes cuerpos celestes, lo que sugiere que, aunque permanecen separados, también coexisten como fenómenos igualmente indispensables del mundo natural. Otras opiniones enfatizan la unidad esencial de los tres sistemas religiosos. Un proverbio popular comienza enumerando los símbolos que distinguen a las religiones entre sí, pero cierra con la afirmación de que son fundamentalmente iguales:
“Las tres enseñanzas: el oro y el cinabrio del taoísmo, las reliquias de las figuras budistas, así como las las virtudes confucianas de la humanidad y la justicia son básicamente una tradición”. (2)
Las tres enseñanzas son una parte poderosa e ineludible de la religión china. Ya sea que finalmente se acepten, rechacen o reformulen, los términos del pasado solo pueden entenderse examinando cómo llegaron a asumir su estado actual. Y debido a que la religión china ha estado dominada durante tanto tiempo por la idea de las tres enseñanzas, es esencial comprender de dónde provienen esas tradiciones, quién las construyó y cómo, así como qué formas de vida religiosa (como las que caen bajo la categoría de “religión popular”) se omiten o niegan construyendo tal imagen en primer lugar.
También debe tenerse en cuenta que el enfoque en las tres enseñanzas prioriza las variedades de la vida religiosa china que se han mantenido en gran parte a través del apoyo de literatos y, a menudo, poderosos; y el debate sobre la unidad de las tres enseñanzas, incluso cuando se resuelve a favor de la tolerancia o de la armonía, un movimiento hacia el uno en lugar de los tres, ahoga las voces que hablan de la religión china como ni una ni tres. Otro problema con el modelo de las tres enseñanzas es que iguala lo que de hecho son tres cosas radicalmente inconmensurables. El confucianismo a menudo funcionó como una ideología política y un sistema de valores. El taoísmo se ha comparado de manera inconsistente, tanto con una perspectiva de la vida, como con un sistema de dioses y magia. Y el budismo ofrecía, según algunos analistas, una soteriología adecuada, una serie de técnicas y deidades que le permitían a uno alcanzar la salvación en el otro mundo. Calificar a las tres tradiciones bajo el mismo término de «enseñanza» perpetúa la confusión sobre distintos aspectos de la vida que tendemos a dar por sentados (política, ética, rituales o religión) y que realmente se configuraron de manera diferente en la China tradicional.
Referencias:
(1) Beishi, Li Yanshou (s.VII), Bona ed. (Beijing: Zhonghua shuju, 1974), p. 1234. Traducido del chino por Stephen F. Teiser.
(2) El proverbio, originalmente aparecido en la novela del s.XVI Investiture of the Gods (Fengshen yanyi), se cita en Clifford H. Plopper, Chinese Religion Seen through the Proverb (Shanghai: The China Press, 1926), p. 16.